Hace siete años te cruzaste en mi camino en forma de llamada con sorpresa que se convirtio en el mejor regalo que jamas me hicieron. No sabia al principio como hablarte, tratarte, conocerte. Conocermos mejor dicho. Poco a poco fui conociendo tus miedos, manias, tu velecidad, tus juegos favoritos. No tardaste mucho en adueñarte de un sitio preferente cerca del radiador. Tu cuerpo siempre ha sido mas delicado.
Pronto llegaron las primeras primaveras en las que cada dia examinabas la hierba en busca de nuevas margaritas y te encontrabas a nuevos compañeros de juegos. En los veranos soleados te gustaba quedarte dormido tomando el